El otro lado del Coronavirus y el Fútbol. (Valencia vs. Atalanta)
El duelo de octavos de final de la UEFA Champions
League entre el Valencia y el Atalanta
no solo será recordado por ser la primera vez que este último, accede a una
liga de campeones y obviamente a una fase de play-off. Este encuentro también va
a ser histórico por estar en el margen de una epidemia que azota al continente
europeo y asiático, hablamos obviamente del Corona-virus.
La expansión de
este virus fue la causa por la que el estadio de Mestalla cerró sus puertas a
los aficionados de ambos equipos para el partido de vuelta, sin embargo, el
equipo andaluz no jugaría solo, pues en la butaca 164 de la fila 15 se
encuentra su aficionado más leal. Una estatua que hace memoria a Vicente
Navarro, quien cada 15 días asistía sin falla al estadio, a ver a su equipo de
toda la vida, ni siquiera la perdida de su vista tras un desprendimiento de
retina, fue motivo suficiente para que este amante de fútbol cesará en vivir su
pasión y fue así como durante casi 40 años, Navarro, asistió al inmueble
únicamente para sentir el calor y adrenalina del estadio mientras se acompañaba
de las narraciones por radio o que alguno de sus nietos le comentara el
partido.
Y hoy con un estadio vacío, la inmortalización de Vicente
toma un simbolismo mucho más profundo, el de una afición presente más allá de
lo físico y que aunque no puedan ver el encuentro la pasión por un club nunca
se extingue sin importar lo duros que puedan ser los tiempos.
Por otra parte los aficionados del Atalanta quienes
buscaban realizar el viaje a la ciudad española, cosa que les fue impedida,
recibieron el reembolso de los boletos para el encuentro de las noches
mágicas, mismo que donaron a un hospital local en Bérgamo con el fin de que se
pueda seguir tratando a las personas infectadas de Corona-virus, la cantidad de
40 mil Euros, fue entregada al hospital.
Una prueba más de como, incluso de manera indirecta, el
fútbol es y seguirá siendo una muestra de que para la pelota todos somos
hermanos y el amor que compartimos por un juego puede trascender más que
cualquier problema o enfermedad.
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